dice mucho sobre nuestra imagen y nuestro cuidado personal.
Por eso, al igual que nos aplicamos cremas hidratantes en el rostro, acondicionadores en el cabello o exfoliantes en todo el cuerpo, debemos incluir la tarea de cuidar las uñas en nuestra rutina de belleza habitual. Con estos cuidados conseguirás que las uñas dejen de estar amarillentas, de abrirse en capas o de romperse al más mínimo roce.
¿Cómo cuidar nuestras manos a diario?
- Hidrata tus manos a diario: Acostúmbrate y ponte crema de manos diariamente. Tu piel se expone constantemente a los fenómenos externos y tiende a resecarse, ¡protégela!
- Protege tus manos: Es muy importante utilizar guantes para proteger tus manos de los productos de limpieza. Sin una protección adecuada, tus manos pueden quedar resecas e incluso con cortes en los nudillos.
- Una buena higiene no siempre es sinónimo de saludable: Si tras lavar tus manos no las secas del todo bien, podrías contribuir, como ya hemos dicho anteriormente, a la aparición de grietas. Para evitar eso, aplica inmediatamente tu crema de manos favorita. Esta loción ultraligera de rápida absorción aportará los nutrientes que tus manos necesitan y las mantendrá hidratadas durante horas.
- Exfoliar: Prueba, una vez por semana, a exfoliar tus manos. De esta forma lograrás eliminar las pieles muertas que se quedan sobre tu dermis y tus manos absorberán mejor las cremas que les apliques.
Daños innecesarios
- El frío y el calor: Las manos son las principales afectadas por este efecto. En invierno, los guantes te ayudarán a protegerlas de todos los factores meteorológicos que puedan dañarlas. En verano también se ven dañadas por el sol, así que no olvides aplicarte crema protectora también en las manos a diario.
- El tabaco: aunque afecte más a las uñas que a las propias manos, afea mucho la apariencia creando zonas amarillentas, sequedad, y deshidratación.
- Onicofagia: O lo que es lo mismo: comerse las uñas. Además de disminuir el tamaño de nuestras uñas, afecta a la piel de las manos. Los antiestéticos y antihigiénicos pellejos, que siempre van ligados a esta fea costumbre, dejan nuestras manos feas y dan imagen de inseguridad y nerviosismo.